El Monumento

EL   MONUMENTO

 Se llama así a la decoración que se instala el Jueves Santo y Viernes Santo en el presbiterio. En otras iglesias se instala en capilla lateral, a manera de Exposición. Actualmente se ha reducido a un gesto residual en muchos templos, por entender que no es esencial a los ritos. Siempre profusamente acompañado de velas. Su finalidad es proponer a los feligreses meditación sobre la Eucaristía, en la que se realiza la presencia de Cristo pese a su muerte que se conmemora en esas fechas. Es por lo tanto un ejercicio didáctico, heredero de los autos teatrales que teorizaban sobre estos misterios. La peculiaridad del monumento de Cuadros es que se le da importancia máxima al colocarlo en el altar mayor.

Modernamente se han suprimido las velas en la escalera central, que entrañaban un riesgo considerable de incendio, también se ha suprimido la escalera por la que el oficiante accedía al sagrario, con lo cual el conjunto pierde una parte de su diseño original, aunque sigue siendo muy interesante.

Realizado y documentado en el siglo XIX, (Froilán Rodriguez) cuando la restauración de la catedral congregó en León numerosos artistas y el gusto por el neogótico era general, es una obra digna de contemplarse. Requiere para su colocación la colaboración de varias personas , esto dificulta su instalación porque algunos años no han podido ser reunidos suficientes voluntarios. Es conveniente que se valore justamente, para que no sea arrumbado en un trastero perdiendo de esta forma las nuevas generaciones la oportunidad de contemplarlo. Al estar construido en tela y ser muy voluminoso es muy sensible a las manipulaciones torpes y comporta cierto riesgo de ser considerado un estorbo. Además de los valores religiosos que entraña es en sí mismo una lección de arte ya que coincide con la exposición del Cristo gótico(XIV), el retablo barroco (XVIII). las columnas renacentistas (XVI), las bóvedas barrocas (XVIII) y los restos de ábside cuadrangular primitivo, torre espadaña neoclásica del XIX además de los
documentos que se muestran en el museo parroquial. Una visita a la iglesia de Cuadros el día de Viernes Santo es la mejor y más asequible lección de historia y de arte que una persona interesada en estos temas puede recibir, sin olvidar una cierta responsabilidad que tenemos los naturales para conocer, defender y difundir nuestro patrimonio. 

Vista de conjunto

Ángeles exentos que se colocaban en la escalera plagada de velas, dando un mensaje de adoración a la Custodia que se exponía.

La colocación de “El monumento” era un acontecimiento en el que colaboraban numerosos vecinos aportando cada cual su opinión y su anécdota vital en el rato de charla que seguía a el cuelgue de los bastidores.

La técnica escénica, con los dos ambones, austeros pero que realzan las lecturas, sin restar protagonismo al Tema central es un logro de distribución espacial.

Es evidente el regusto romántico por los claustros y columnatas vistas en profundidad. El mérito radica en lograr monumentalidad sin caer en el exceso.

No podemos olvidar que el tiempo empleado para colocación y desmonte es superior al de su contemplación puesto que esta se ha reducido mucho respecto a las costumbres existentes cuando se diseñó. Con la mentalidad actual economicista puede verse en este hecho  una contradicción, no obstante, también es un signo de nuestro tiempo la valoración histórica y artística de los eventos, teniendo esta exposición un plus evidente en ambos sentidos que justifican su instalación, aunque efímera, reconocida socialmente.

El telón de fondo es el tema central que justifica desde el punto vista religioso todo el tinglado: la exaltación de la Eucaristía.

Para la mentalidad del XVIII , muy racional y didáctica, el mensaje es “La Eucaristía lo ilumina todo, traspasando las nubes (La Virgen mediadora) de lo cual resultan el Amor (Las flores, orquídeas), sin olvidar la Santa Faz impresa en la tela como debe estar impresa en nuestras conciencias”. Estas presentaciones en el siglo XXI nos parecen rebuscadas, a nuestros abuelos les parecían normales y bellas.

Mientras unos sujetan el bastidor otros deben unir las distintas piezas con tornillos para que antes de fijar el conjunto todo quede acoplado correctamente.

Elevar los bastidores requiere cierta coordinación, esto convierte la colocación en una ocasión de convivencia vecinal.

El momento crea cierta expectación por lo que suele haber más personas contemplando los trabajos que realizándolos. Esta presencia lejos de tener connotaciones negativas es bien aceptada como un gesto de solidaridad y de ánimo.

El sistema de poleas, que se instaló con posterioridad a su adquisición vino a facilitar enormemente su colocación y desmonte.

Para una comunidad pequeña como es la de Cuadros, este monumento representa un alarde de organización . Su realización ya supuso una visión monumentalista que llegó a calar en la mentalidad de la gente. Por eso todo esfuerzo que se haga para su conservación es poco. Si bien es cierto que no es esencial a la mentalidad actual de la Semana Santa, también es cierto que algunas de estas manifestaciones parareligiosas  atraen más gente que otras celebraciones muy puristas pero poco movilizadoras. Desde la mentalidad actual que puede ver en los ritos largos un motivo de aburrimiento, este cambio de escenario es un vehículo para, por medio de la ambientación específica y digna, captar la atención del personal.

 

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