Acto de despedida a Don Jesús
Palabras pronunciadas en el
ACTO DE DESPEDIDA A DON JESÚS (Párroco)
(Día 5-10-03)
Cuando los primeros cristianos leoneses escribieron a San Cipriano, pidiendo su arbitraje, éste les contestó alabando su sinceridad.
Pues bien, con aquella patente de sinceridad hoy decimos que tu paso por esta parroquia ha sido providencial, ya que la parroquia está más equipada y es más dinámica que la encontraste.
Ahora te reclaman en otro lugar. Alguien dijo que sacerdote viene de “sacer“, disponible, a merced de los demás. Es esa disponibilidad la que te aparta de nosotros. Es la servidumbre y la grandeza de tu ministerio.
Deseamos acierto en tu nueva misión, puedes llevarte en tu mochila la certeza de que tu labor en Cuadros no ha sido efímera. Tu misión como Cura-curador de almas está cumplida con creces. Has calado en el corazón de la gente y has posibilitado una visión de la religión actualizada. El servicio prestado es impagable. Las comunidades humanas, los pueblos, necesitan líderes orientadores.
Oímos que los curas se desaniman, que la labor es tan ingente y la indiferencia social tan general que se desaniman….Nosotros te animamos a seguir en tu empeño, ves que no somos indiferentes, que tu esfuerzo es reconocido y que cuando por esos despachos y parroquias pases los años, en la memoria colectiva de este pueblo permanecerá tu huella.
Como muestra inequívoca de ello los niños, a los que tantas veces has invitado a subir al presbiterio, hoy son ellos los que piden subir a manifestarte su apoyo y reconocimiento.
(Suben niños leen un escrito y entregan una placa)
Cuando un vecino de Cuadros hablaba ante un funcionario público en representación de los demás empleaba la fórmula introductoria:
“Todos de mancomún y cada uno de por sí…….”
Pues bien, “Los feligreses de Cuadros, todos de mancomún y cada uno de por sí sentimos tu marcha”. Como muestra de ello te damos un abrazo. Este abrazo escenificado por uno de nosotros es el abrazo de todos.
Unos brazos que ralbaron y binaron, que saben de cesto de mimbre y de jornal, trémulos por su avanzada edad, sacan fuerzas para en nombre de todos darte un abrazo, como se abrazan los paisanos: “de corazón”.
Cuando su pulso era firme y su vista de lince encaramado sobre andamios atados con lianas de esparto, con el pico de la paleta punteó su inicial en lo más alto de la torre, no para ostentación, sino como afirmación personal de sus creencias. Pensó que nadie lo descubriría jamás pero hoy lo contamos aquí porque es un ejemplo de “oración en piedra “, que le hace especialmente idóneo para representarnos.
(Sube Tomás y abraza a don Jesús)
La estima en la que tenemos nuestro patrimonio artístico es muy alta. Tú lo sabes bien. En él vemos los desvelos de nuestros abuelos. Hoy nos apoyamos en un detalle nimio, pero elocuente de nuestro altar, resto de su estancia en Otero.
Son esas dos cruces bajo la hornacina central. La de la Izquierda según se mira es la de San Benito, fundador, constructor, hombre comprometido con su tiempo. La de la derecha según se mira es la de San Bernardo, fundador, constructor, hombre comprometido con su tiempo.
Haciendo abstracción de sus doctrinas y de tu nueva función, con esta reproducción de la Catedral que te entregamos, como obsequio personal, queremos significar que los dos santos bajo cuyas cruces nos predicaste, te acompañen en tus derroteros.
(entrega de reproducción de la Catedral)
Dirán que has ascendido en el escalafón, pero la preeminencia de los cargos casa mal con el precepto evangélico sobre los que se encumbran y buscan puestos de relumbrón. Por eso vamos a obviar las felicitaciones y recurriremos a nuestras raíces otra vez.
Hace trescientos años los vecinos de Cuadros en concejo, acordaron, según acta que conservamos, que el cura “sería tenido por vecino de la mayor excepción”.
Nosotros hoy, desempolvamos el legajo y el título y declaramos solemnemente que:
“Eres y serás tenido en lo sucesivo como vecino de la mayor excepción”.
(Contestación de Don Jesús)
(Bendición y finaliza el acto)