Acto de Bienvenida

En el portal de la iglesia con la puerta cerrada

En el portal de la iglesia con la puerta cerrada, en presencia de D. Jesús párroco saliente, con la Cruz procesional y el pendón desplegado a la entrada del portal. Un atril cubierto con los colores del pendón y una mesa con cojín sobre ella, sobre el cojín la llave antigua. La gente espera en la explanada.

Don Jesús (saliente) se aproxima vestido con alba blanca y estola, a la entrada del pretil para esperar al nuevo. Cuando éste llega le saluda y le acompaña hasta el portal donde le indica que le van a decir unas palabras:

Podría decirse que nos hemos aficionado a los discursos y a las celebraciones, pero también podría decirse, y no es lo mismo, que como grupo humano maduro y vertebrado participamos de los acontecimientos que nos afectan.

Cambiar de cura es un acontecimiento local. Un nuevo cura en Cuadros a partir de la época en la que se plasmaron las costumbres por escrito debía saber que:

-podía echar sus animales a la vecera sin obligación de mandar pastor.

-no tenía derecho a reparto de quiñones.

-no tenía derecho a cáñama, que era lo que se les cobraba a los rebaños merinos.

-la conjuración de tempestades se le pagaría con tres carros de leña de la Cotada.

-debía facilitar el paso a los capellanes de los Ordás.

 

Si había alguna duda, ahora tenemos claro que las relaciones Cura-Pueblo han cambiado radicalmente. Las normas viejas han caducado por innecesarias.

Cabría preguntarse si hemos sido capaces de arbitrar normas nuevas acordes con los tiempos que regulen esta relación Pueblo-Cura.

No parece suficiente despachar el asunto con el consabido :”El cura es uno más” porque esta afirmación va siempre seguida de otras en las que se le exigen cosas que no se les exigen a los demás.

Sería conveniente cambiar el chip, abandonar las condiciones defensivas y pasar a un sentido más profundo de Iglesia-Asamblea.

Cuando se incorporó el pendón a las iglesias la sociedad civil y la sociedad religiosa eran la misma cosa. Hoy la sociedad es laica y la religión es una característica personal en la que no entran los poderes civiles.

Por eso es más importante que los que estimamos las enseñanzas de la Iglesia como útiles, acudamos a sostenerla. El Cura como obrero de la Viña es necesario. Como mensajero es un vehículo necesario para que a través de su perspectiva personal nos haga llegar la Escritura. Si falta este vehículo, el mensaje no llega o llega peor. La comunidad pierde un elemento pacificador.

Por eso es bienvenido el nuevo cura. Porque viene a servir, a escuchar, dos verbos difíciles de conjugar.

Confiamos en que San Cipriano, que conoció la incomprensión y las campañas en su contra pero también la comprensión y la adhesión le proporcione más de lo segundo que de lo primero entre nosotros, para lo cual tiene nuestra predisposición desde ya mismo.

Que San Pelayo niño, que también es de los nuestros, le ayude a traer a la juventud a la iglesia.

Dirigiéndose al nuevo párroco:

Hoy franqueamos el umbral con enseña y con Insignia. La enseña es el pendón que representa al pueblo que sale a tu encuentro. Alzar pendón por una causa suponía sumarse a esa causa.

¡ALZAMOS EL PENDÓN porque tu estancia en Cuadros sea larga y provechosa!

Se le entrega la llave que a su vez se la da a la persona que las custodia habitualmente, procediendo a abrir la puerta. Entran los curas y tras ellos el resto de la gente. El coro esta cantando “Ya está pisando nuestras plantas tus umbrales Jerusalem…” Comienza la Misa .

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